Las características de las diversas aguas de cordillera a lo largo de Chile, el acceso a buen lúpulo, tradición alemana, más moderno know how de cervecería británica hacen que hoy. la oferta en Chile sea impresionante.
Por Rodrigo Pica
El 12 de octubre acudimos al Parque Intercomunal de La Reina, perdón he acusado mi avanzada edad, para festejar la Santiago Bierfest, un gran festival musical, gastronómico y cervecero en torno a un noble fermento que energiza, anima, sacia la sed y también relaja: la cerveza.
La fiesta contó con decenas de expositores, pequeños y medianos productores, además de un conjunto de bandas de rock tributo realmente de lujo. Creo haber probado no menos de 15 tipos de cerveza distintos.
Una fiesta consolidada, para mí un imperdible desde hace casi una década, mucho más amable y familiar que la de Malloco, ideal para ir en familia, disfrutar de comida de parrilla, sándwich chilenos y árabes, repostería de lujo con buena música en vivo y público de todas las edades, en un recinto que mira a la cordillera y muy acogedor.
Eso, sí, como crítica constructiva, valga la pena señalar que en las ferias y fiestas de cerveza hay cosas que llaman la atención:
– No se vende vaso más pequeño que 350 ml, lo cual impide probar variedad en una feria tan diversa.
– La entrada solo da derecho de ingreso al recinto, todo consumo dentro debe pagarse aparte. En las ferias de vino se paga copa y da derecho a degustaciones pequeñas, lo cual permite aprovechar la diversidad de oferta.
La cerveza tiene remotos antecedentes en Sumeria, se le llamaba “se bar bi sag” y desde sus orígenes hasta hoy se compone de agua, malta de cereales tostada -no solo cebada- levadura y lúpulo, para entregar notas marcadas por acidez, amargor, dulzor, cítricos, chocolates, café, entre otros descriptores de nariz y boca. Hoy campean las de estilos definidos por:
1) Técnica de fermentación: ale o lager,
2) Tostado o no tostado de los cereales: rubia , ambar, brown, negras y rojas,
3) Filtradas o sin filtrar.
Las lager se caracterizan porque se hacen con levaduras sumergidas (anaeróbicas), por fermentar lentamente a 5-10º de temperatura, conservando gran frescor. La mayor parte de los estilos centroeuropeos son lager, referencia a algunos checos y alemanes: Pilsen, Bohemia, Kolsch, Dunkel, Munich, etc.
Las ale, en cambio, se elaboran con levaduras flotantes, en una fermentación más rápida a 15-25º de temperatura, el cuerpo y el carácter de la malta dan mayor potencia. Dentro de la cervecería británica destacan las pale, red ale, ipa, scottish, stout, porter. Hay otros como apa y los principales estilos belgas de monasterio.
En Chile además campean hoy las cervezas de temporada afrutadas: cereza, papaya, frambuesa, lúcuma y otros, mas el exceso de dulzor al que es adicto el consumidor chileno tiende a saturar.
Las características de las diversas aguas de cordillera a lo largo de Chile, el acceso a buen lúpulo, tradición alemana, más moderno know how de cervecería británica hacen que hoy la oferta en Chile sea impresionante. En la fiesta me dediqué preferentemente a las red ale, ojalá estilo irish, con su cremosa espuma y viscosamente aterciopelada consistencia. Mención aparte merece el emerger de la ipa en nuestro mercado, un estilo potentemente amargo y a la vez refrescante y de buena acidez, ideal para el calor.
Un punto en el que el mercado está cambiando es la oferta de cervezas negras. Se ven menos, pero lo que hay es mejor: la época de las cervezas excesivamente alcohólicas y chocolatadas felizmente está en retirada y lo que queda son las mejor logradas: entre ellas buenas stout y porter, corpulentas, de largo final, suavemente acarameladas y sin perder equilibrio.
El maridaje de cervezas y comida fue de primera: yo opté por un muy bien logrado y creativo shawarma con palta y camarones, maridado con red ale. Mi postre fue un fatayer de manzana con una potente ipa.
Después de eso, a refrescarse con cervezas rubias sin filtrar, escuchando buen rock en vivo…